Los leggins son una de las prendas que más han evolucionado en los últimos años. Cuando se empezaron a lanzar al mercado eran considerados como unas mallas, con unas opciones de combinación bastante limitadas. Sin embargo, con el paso del tiempo se han ido imponiendo poco a poco y son pocas las que se resisten a ellos. Sus puntos a favor son la comodidad y que son más elegantes que las mallas con las que siempre se les compara.
Antaño los leggins se combinaban, principalmente, con minifaldas. Venían a ser un sustituto de las medias convencionales. Resultaban cómodos y daban gran libertad de movimiento, más resistentes y duraderos que las medias o los leotardos y proporcionaban más calor que las medias. Además, se presentaban en múltiples y llamativos colores, lo que permitía usarlos para resaltar looks que pudieran resultar un tanto apagados.
Hoy en día seguimos usándolos con faldas, pero no se limitan a ellas. Con un vestido vaporoso y unas botas camperas suelen dar outfits de lo más resultones para un look desenfadado y de lo más acertado para hacer frente a las bajas temperaturas del otoño.
Sin embargo ya no se tapan tanto los leggins. Se presentan con multitud de estampados, incluso de tejidos, por lo que ganan protagonismo y se consideran un pantalón más. Eso sí, salvo que tengamos un cuerpo de escándalo la mayoría de las mujeres tienen a llevar leggins con tops un poco amplios y que caigan más abajo de la cintura.
Leggins de cuero
Una de las principales novedades en lo que a leggins se refiere es que introducen el cuero, ya sea por completo o mediante una serie de parches, como en la foto superior.
El resultado es de lo más satisfactorio, porque marcan las curvas de la mujer y nos permiten conseguir un look con aires rockeros añadiendo una botas o botines negros. Cuentan con muchas seguidoras y, no en vano, Kim Kardashian es una de sus grandes defensoras.