Tiendas de ropa de segunda mano


En estos tiempos que corren, el bolsillo no está tan lleno como para irlo vaciando a base de modelitos. Pero no nos engañemos: ahora que ya ha llegado la primavera, seguro que nos apetece tener alguna prenda nueva. ¿Y el precio? Uff, qué remordimientos…

Una buena solución puede ser acudir a tiendas de ropa de segunda mano. Sí, de prendas que ha llevado ya alguien antes… ¿y qué? Incluso algunas famosas lo hacen.

Las tiendas de ropa de segunda mano ya no son lo que eran hace unos años; entonces daba bastante pena entrar en ellas: locales grandes y descuidados, luces fluorescentes titilantes, mobiliario de exposición que se caía, una radio sonando en un rincón… por no hablar de las prendas. Uf, a ver quién se compraba el jersey de la bisabuela, o el abrigo de piel desgastada de alguna señorona… Aunque en ocasiones, si buscabas y buscabas podías encontrar alguna sorpresa del todo inesperada, como unos vaqueros de cuero negro a un precio irrisorio, o una camiseta chulísima que nadie había sabido ver.

Todavía quedan tiendas así en las grandes urbes. Pero desde hace unos años está apareciendo un nuevo estilo de tiendas de ropa de segunda mano en ciudades como, sobretodo, Barcelona. En esta ciudad podemos encontrar incluso calles en las que prácticamente todos los locales son de ropa usada; estas calles están en el barrio del Raval. Y suelen ser tiendas muy cuidadas, abiertas con toda la ilusión del mundo. En ellas puedes encontrar ropa de los 50, 60, 70, 80… todo lo que puedas imaginar: desde el típico vestidito acampanado estilo Grease, hasta pantalones de pata de elefante auténticos, chaquetones de piel vuelta de aquéllos que van bien forrados de borreguillo marrón, o incluso vestidos de noche. Es sorprendente lo que se puede encontrar; vale la pena darse una vuelta y disfrutar.

Eso sí, no hay que engañarse: estas nuevas tiendas de ropa usada (ups, perdón, tendría que haber dicho “vintage”…) suelen tener precios altos, muy altos. Por ello es conveniente mirar en varias antes de decidirse a comprar: la diferencia en los precios puede ser considerable.

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