En la colección de D&G de este otoño invierno se aprecia claramente la influencia de Elsa Schiaparelli que se refleja en el uso del rosa shocking, las mangas desmesuradamente abullonadas y los originales tocados hechos con guantes.
Seguramente conoceréis a Elsa por sus originales sombreros pero su influencia va mucho más allá.
Elsa nació en Roma en 1890 en el seno de una familia culta y bien situada. Su carrera como diseñadora comenzó al conocer a Poiret. Elsa asistió a uno de sus desfiles y Poiret la vio probándose un abrigo de terciopelo negro y forro de seda azul. «¿Por qué no se lo compra?«, preguntó él. Ella le respondió que no podía permitírselo y que no tendría oportunidad de lucirlo. Poiret le dijo: «Una mujer como usted puede llevar cualquier cosa en cualquier ocasión. Y deje de preocuparse por el dinero«. Poiret le regaló el abrigo y desde entonces se convirtió en su protegida.
Fue una diseñadora muy original y provocadora que buscó permanentemente la innovación. No tenía límites y su relación con el movimiento surrealista rompió la barrera que separaban el arte y la moda.
Diseñó prendas de vestir y sombreros, zapatos, joyas, perfumes… el universo Schiaparelli no tenía fin y siempre sorprendía con el uso de los materiales más originales (como por ejemplo el plástico que antes nunca había sido usado en ropa). Incluso creó una línea de deporte para la mujer, que incluía una especie de falda pantalón para poder jugar al tenis cómodamente.
El surrealismo arrastró a Elsa Schiaparelli hacia la cumbre de la alta costura de los años treinta y la convirtió en la única rival seria de mademoiselle Chanel. De “la italiana”, como la llamaba despectivamente Coco, dijo: “Hay una poesía costurera, un dadaísmo costurero y un stajanovismo costurero, el de madame Schiaparelli, que presenta sus vestidos en las fábricas”. Pero Schiaparelli, que ya era famosa por su color rosa shocking, sus jerséis con trampantojo y una docena más de creaciones vanguardistas, era imitada por doquier y, para bien y para mal, compartía clientas con la temible Chanel, de quien decía que su moda era “pobre de lujo”.
Salvador Dalí le proporcionó inspiración y colaboración para sus modelos y accesorios más surrealistas: bolsos en forma de teléfono, bolsillos en forma de labios y vestidos que reproducen la interpretación de Dalí de la Venus de Milo. El accesorio más genial creado por Dalí para ella fue el “sombrero zapato” (en la foto aparece Gala luciéndolo).Elsa fue de las pocas mujeres que se atrevió a llevarlo. “Yo jamás tengo miedo de aparecer con los modelos más extravagantes y más personales” decía.