Durante las últimas temporadas, los bolsos de mano han cambiado claramente su estilo. Estos, han llegando a convertirse en accesorios que no se podían considerar exclusivamente “de mano”. Su tamaño aumentó considerablemente, se convirtieron en piezas demasiado llamativas con remaches demasiado dorados y se realizaban con materiales muy selectos que aumentaban su precio considerablemente y que luego, no tenían la durabilidad que se esperaba.
Las grandes marcas de moda se han dado cuenta que el clasicismo permite que los bolsos sobrevivan durante décadas. Pero, poco a poco, el bolso de mano está volviendo a convertirse en lo que era: un elegante accesorio que estaba al alcance de muchos bolsillos y mostraba el estilo personal de cada uno. Las nuevas colecciones se caracterizan por un estilo clásico y atemporal.
En consonancia con unos tiempos más sobrios, sus dimensiones están volviendo a ser más modestas, sus formas más discretas y vuelve a recuperar sus beneficiosas funcionalidades: bolsillos interiores con cremallera, y durabilidad en sus materiales de fabricación. La nueva colección de Phoebe Philo para Céline, muestra unos diseños minimalistas que retoman el clasicismo de las mujeres más elegantes. El clásico Hermès, mantiene su forma y estilo en general aunque se atreve a innovar con colores más llamativos.
Lanvin, continúa manteniendo un estilo envolvente a la vez que rectangular, sin perder su utilizada correa deslizante que permite ajustar sus creaciones según la longitud que se prefiera. No debemos olvidarnos de los clásicos de Chanel, los cuales, se mantiene de manera atemporal sea la época que sea. Fendi, uno de los primeros proveedores de la Baguette, ha conseguido mantener su estilo recurriendo algunas veces a la sobriedad.