¡Abajo el minimalismo! El lujo excesivo y desbordante de las dinastías reales nos empuja hacia una nueva era en el vestir. Ajenos a la crisis, muchos diseñadores han dirigido sus miradas hacia el lujo extremo, la exquisitez y la delicadeza de telas como el brocado, que entremezcla la seda con dibujos en dorado y plateado. Los tejidos más pesados y las prendas más trabajadas se adueñan de las calles. Y es que la estética barroca ha vuelto con fuerza.
Desde hace algunas temporadas, algunos diseñadores como Roberto Cavalli o John Galliano han apostado por un estilo rococó, lleno de ornamentos, inspirado en la moda del s.XVII : tejidos brocados, terciopelo, mangas de farol, faldas abullonadas, encajes…
Este año las firmas de moda se inspiran en modelos decimonónicos para encontrar patronajes recargados y llenos de detalles, que luego serán revestidos de abalorios, cuentas de cristal, pasamanería… todos los recursos posibles para sobrecargar las prendas y los accesorios. Además, la paleta cromática también se tiñe de los colores reales: el azul pavo real, el rojo borgoña y el verde seco se convierten en los mejores aliados del negro.
En casi todas las colecciones que han apostado por este estilo se aprecia una fuerte influencia de la Rusia de los zares. Mi colección favorita es la de Dolce & Gabbana (en las fotos), porque aunque suntuosa no resulta excesivamente recargada, además tiene un aire muy actual.
Si quieres llevar este estilo sin parecer un sofá, lo mejor es combinar una falda brocada con una camisa sencilla y tacones. Las medias color carne están totalmente prohibidas, se imponen las medias negras tupidas. Otra alternativa muy ponible y femenina son las blusas con mangas farol. Barroca sí, disfrazada no.