La historia de las Converse no empieza en los años 60, como la mayoría de nosotros podríamos suponer, sino muchísimo antes… en 1908.
A Marquis Mills Converse, un chico que había estudiado confección, le traían de cabeza las zapatillas: buscaba un tipo de calzado cómodo y sencillo que pudiera llevarse para realizar trabajos duros y confeccionó unas zapatillas de lona con suela de caucho y cordones. Empezó vendiendo las zapatillas a amigos y vecinos en el garaje de su casa. En 1908 fundó la Converse Rubber Shoe Company (Compañía de zapatillas de caucho). Diseño varios modelos, que pasaron sin pena ni gloria.
Pero la suerte estaba de su lado: el famoso jugador de baloncesto Chuck Taylor pensó que el modelo de caucho y lona era un calzado muy adecuado para practicar ese deporte, por su comodidad y su forma abotinada, que sujetaba bien el pie. Así que las adoptó como sus zapatillas de baloncesto. Eso hizo que la fama de las Converse creciera como la espuma, así que en 1923 Marquis Mills Converse decidió confeccionar un parche con el nombre del jugador: la frase que aparecía era el nombre del modelo en sí, las “Chuck Taylor All Star Converse”, conocidas popularmente como “chucks”.
La fama de las chucks creció espectacularmente y se las calzaron muchísimos jugadores de baloncesto. A finales de los 50 y especialmente en los 60, en Estados Unidos las Converse triunfaron entre la población en general. Famosos como James Dean y John Lennon las llevaron. Fueron apareciendo nuevos modelos, con materiales como la piel en lugar de la lona, y con formas diferentes.
Converse dominó el mercado estadounidense de las deportivas en los 70. Se lanzaron nuevas líneas como la Jack Purcell y la Heritage. Pero marcas como Nike, Reebok y Adidas comenzaron a representar una seria competencia que Converse no pudo resistir. El público empezó a ver las zapatillas Converse como anticuadas. El 9 de julio de 2003 la empresa fue comprada por Nike. Ironías de la vida: desde hace unos pocos años vuelven a verse por doquier.