Hay joyas que levan implícito un significado, que en ocasiones se remonta a muchos siglos atrás. Este es el caso de las joyas de inspiración celta, pueblo a la vez místico y guerrero.
Puedes encontrar en tiendas y mercadillos joyas con motivos celtas. El dibujo más popular y el que encontrarás con más facilidad es el trisquel.
El trisquel es un símbolo formado por tres cuerpos que giran alrededor de un mismo eje. Su nombre procede del celta bretón y significa “tres alas”. Popularmente se califica como símbolo celta, pero la verdad es que ya se conocen representaciones de este tipo desde el neolítico, miles de años antes que naciera el primer celta, y, además, lo encontramos en el arte popular de otros muchos pueblos del mundo sin relación entre sí; por ejemplo, se puedes encontrar en el arte japonés.
En la cultura celta, el trisquel tiene un valor solar o, más en general, astral. Es, además, considerado un símbolo de buena suerte y protector para la persona, animal o cosa que lo porta contra el mal de ojo o la influencia de demonios o brujas. Por ejemplo, en Asturias, desde la Edad Media, los trisqueles (también los tetrasqueles, hexapétalas y otros tipos de rueda solar) solían tallarse o pintarse en las paredes de madera de los hórreos para proteger la cosecha que allí se guardaba.
Ese valor protector que aún podemos rastrear etnográficamente hoy en día en Asturies, Cataluña, Galicia y en otras partes del oeste de Europa, puede darnos pistas para interpretar sus apariciones en estelas funerarias, armas y otros objetos vinculados con el mundo guerrero de época celta e incluso posterior, donde debió servir de protección «mágica» a los soldados que entraban en batalla. En el arte medieval se siguen encontrando trísqueles en iglesias, dinteles de casas… para proteger a sus moradores, ya que seguramente en esa época seguía utilizándose como amuleto contra el mal.