Hoy en el gimnasio una señora llevaba unas zapatillas de deporte con una gran cuña de goma. Eran una especie de bambas blancas tipo Victoria pero alzadas sobre la susodicha plataforma plastiquera. La señora en cuestión, bastante «retaco», la verdad, se elevaba muy digna sobre ellas y su altura no le impedía moverse con gran salero al ritmo de la clase de aerobic. He pensado que esas zapatillas eran una horterada, pero luego, recapacitando, me he dado cuenta de que a lo largo de la historia de la moda ha habido varios intentos (nefastos en mi opinión) de mezclar las zapatillas con los tacones. En moda estamos muy acostumbrados a que se junten las churras con las merinas, pero hay veces que…
Las botas moradas de la imagen son las clásicas Puma Clyde reintentadas por Sergio Rossi. El resultado a la vista está. Estas zapatillas fueron un éxito en la pasarela de París del año pasado, al igual que la mezcla que hizo Manolo Blahnik con las célebres botas de montaña Timberland. Este matrominio entre «pisacacas» y taconazo es una maravilla para muchas, pero otras pensamos que las zapas son para una cosa y los taconazos para otra. Eso sí, si nos quieres pasar desapercibida, cálzate una de estas brillantes ideas. Y que conste que he llevado unas zapatillas de este estilo, fue en los 90 (qué daño hicieron las Spice Girls), eran blancas y con taconazo de plástico, parecidas a las de la señora del gimnasio.
Reebok, Buffalo, Sketchers y hasta las míticas Converse se han animado a sacar una versión de zapatillas con tacones con mayor o menos fortuna. Según podemos leer en Sneaker Freaker, al parecer las primeras zapatillas de este estilo las creó la diseñadora Betsey Johnson allá por los años 60. Era muy característico de ella coger dos estilos diferente soy juntarlos a ver qué salía. ¿Y tú, qué opinas de las zapatillas con tacón?