Es una de las prendas clásicas de todo armario que se precie. La gabardina es una de esas piezas que vuelve a ser tendencia y pasa a un segundo plano de temporada en temporada. Sin embargo, es una de las prendas más versátiles que se puede encontrar en el armario de una mujer y también una de las más estilizadoras. ¿Quién no recuerda a Ingrid Bergman con ella en «Casablanca» o a Audrey Hepburn con otra en «Desayuno con diamantes».
Durante años la gabardina era un abrigo recto, con una larga hilera de botones y de color caqui cuya única finalidad era evitar que la lluvia se calara en nuestros huesos. Ya no. Desde hace un tiempo la gabardina se ha reinventado a si misma, se ha apretado el cinturón para marcar la cintura femenina y se ha convertido en un imprescindible en cualquier armario. Esta temporada también lo será.
Como decíamos, hasta hace unos años el marrón era el único color en que podíamos encontrar a una gabardina. Por suerte, ya no es así. Azul marino, rojo, negro e incluso estampados de lunares se presentan en estas piezas hoy en día. Así se convierte en una prenda de abrigo más divertida y fácil de combinar.
Frente a lo sosas que eran las gabardinas de antaño ahora presentan detalles: cuellos ribeteados, lazos en la parte trasera del cinturón, vuelo en la falda, botones con un toque especial,… También se presentan en diferentes largos, aunque se desecha el largo hasta los pies. Pueden acabar a la altura de la rodilla o más arriba.
Diversas combinaciones
Esta versatilidad nos permite combinarlas de mil y una maneras imaginables. Con unos vaqueros o pantalones rectos encajará perfectamente, pero tampoco se nos hará raro ver una gabardina sobre un vestido corto o una falda midi.