Hace poco os hablábamos del ranking que la revista Entertainment Weekly había hecho con las actrices más elegantes en los últimos 20 años de los premios Óscar. Penélope Cruz, con un Versace en color empolvado fue la elegida. Pero como sabéis, tan divertido como elegir a las más elegantes es elegir a las peor vestidas.
En la lista deberían ocupar los primeros puestos Demi Moore y Björk. Seguro que recoráis el vestido-cisne con falda en forma de tutú del diseñador Majan Pejoski. La cantante islandesa lo lució en la alfombra roja de los Óscar el año en que estuvo nominada por su actuación en «Dancing in the dark».
De Björk podemos decir que no buscaba ser elegante, sino llamar la atención, pero en el caso de Demi Moore, allá por 1989, sólo podemos decir que se equivocó, y mucho. Unos pantalones estilo ciclista y el vestido con capa conforman una mezcla sencillamente horrorosa.
Y es que hasta las más bellas y elegantes tienen un día malo y eligen mal. Así les sucedió a Sharon Stone y Uma Thurman, como podéis ver en la foto. Mención aparte merece el vestido que escogió Geena Davis en los Óscar de 1992, de los diseñadores Ruth Meyers y Bill Hartgate, la mezcla entre minivestido, volantes y guantes largos es difícil de olvidar.
También se equivocó la guapísima Beyoncé en la edición del 2009 al elegir un vestido diseñado por su madre, con silueta sirena, en negro y dorado, con un estampado de flores que hacía que el vestido pareciera más un papel de regalo que un traje de fiesta.
Tampoco Angelina Jolie, hoy una de las más elegantes, acertó en su estilismo cuando recogió su Óscar a mejor actriz secundaria por «Inocencia interrumpida»: pelo liso largo y negro, vestido negro, sombra de ojos negra… parecía Morticia Adams.
Björk llamar la atención ¿? que ignorancia, Björk es una excéntrica por naturaleza, ella así es, así se viste, así se comporta. Para llamar la atención está Lady Gaga.