La diseñadora Sarah Burton lo mismo crea el vestido de novia de Kate Middelton, la mismísima duquesa de Cambrigde, que estos vestidos futuristas que la casa Alexander McQueen ha presentado hoy en la semana de la moda de París. Nada se le resiste a esta discípula que trabajó codo con codo con el genial McQueen.
Burton ha presentado para el próximo otoño e invierno una colección llena de volúmenes y texturas, donde los vestidos se recortan y los abrigos se convierten en esferas. ¿Pantalones? No, gracias. Ese es un trabajo menor del que ella no se ocupa. Su colección, delirante y brillante, merece la pena un buen vistazo.
No sólo Tom Ford diseña vestidos capa, como el que llevó Gwyneth Paltrow en los pasados Oscar y la convirtió en la mejor vestida de la noche. Burton también se atreve a convertir en heroínas a las mujeres con un vestido de cóctel blanco y con capa. No es minimalista, como el de Tom Ford, pero es maravilloso.
Como también lo son todos los vestidos de cóctel que ha presentado: los volúmenes crean un juego visual impactante. Se agarran a la cintura y se tiñen de blancos y grises con bordados y texturas también futuristas.
En los vestidos largos, las plumas de avestruz cubren por completo todo el cuerpo de la mujer. Son vestidos que parecen sacados de una colección de alta costura, más que una de pret a porter.
A medio camino, los vestidos que llegan a mitad de la pantorrilla, se atreven con todo: plumas en el bajo, estampados de flores y un color fucsia vibrante.
Por último, los abrigos envuelven a la mujer protegiéndola del intenso frío invernal con gruesas capas de pelo. Son abrigos redondos, esféricos, que sólo un cinturón se atreve a romper el volumen devolviendo la imagen del cuerpo atándose bien a la cintura.