Fiel a su estilo, el último show de Raf Simons como diseñador en Jil Sander fue sobrio y elegante. Como era de esperar, los allí presentes volvieron al sentimentalismo de los años 40 haciéndoles recordar películas como Casablanca. El espectáculo no defraudó a los más fashionistas. Raf salió al final del show y agitando su mano se despidió de todos, dejando a su audiencia triste.
Simons, el prodigioso joven diseñador belga, impulsó a la casa Jil Sander de nuevo a la Premier League de la semana de la moda de Milán. Esta marca se fundó hace años y, aunque mantiene su renombre, le falta ese empujón que le haga competir con otras casas de moda como Chanel. Raf ha sido capaz de conseguir llamar la atención de un nicho único en el mercado actual para la casa Jil Sander y lo ha vuelto a demostrar con este desfile.
Con su fría elegancia y minimalismo se despoja de la ropa llamativa y viste a las modelos con unas prendas que sin ser sexys, estilizan claramente el cuerpo de las modelos. Los diseños aportan un cierto aire de autoridad y elegancia discreta gracias a sus formas rectas.
Los colores no son nada llamativos y predominan los tonos pastel para mantener esa sobriedad tan elegante. Respecto a los accesorios, la ropa destaca por sí misma y no es necesario ningún tipo de complemento que desvíe la atención de lo que en realidad se quiere mostrar: la ropa. Los zapatos son altos sin ser demasiado impresionantes. Los colores de los zapatos siguen la misma línea de la ropa: discretos y pasteles.