El pasado fin de semana se celebró la boda entre Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock y que duró varios días al celebrarse primero una boda civil y al día siguiente la religiosa. A mí me encantan las bodas reales, pero he de decir que a esta no le he pillado el punto, quizás por lo poco que me ha gustado esta Familia Real. De hecho, creo que Charlene es la novia más triste que he visto jamás ya que no he visto apenas imágenes de ella sonriendo, algo lógico dadas las circunstancias que surgieron los días previos.
Como en toda boda que se precie, especialmente en las reales, lo mejor está también en ver cómo van todas vestidas para luego hacer un ranking y poder valorar cómo iba cada una. Por supuesto, comenzaré hablando de la novia, que estaba muy guapa con un diseño de Armani con un estilo minimal de seda en blanco roto y que llevaba un ligero bordado floral en el frente que iba desvaneciéndose a medida que bajaba. Estaba guapísima y muy elegante.
El resto de mujeres de la Familia Real monegasca fueron también las protagonistas de la boda. Todas muy acertadas y muchas de ellas vestidas por Chanel. A mí me encantó Carlota Casiraghi, hija de Carolina y que tiene un estilazo increíble que la hace brillar en cualquier evento al que acuda, siempre elegante y con saber estar, su vestido en rosa y el original tocado que llevaba cautivó a todos los presentes.
Beatriz Borromeo, la novia de Pierre Casiraghi, estaba muy elegante también con un vestido azul celeste muy acertado para la ocasión. Tonos pasteles en casi todas las invitadas, y es que el horario de la boda invitaba a ello. Máxima Zorreguieta, la princesa de Holanda, puso la nota de color con un vestido en tonos mostaza que también la llevó a ganarse el mérito de estar entre las mejores. Destacar también a la modelo Carolina Kurkova, que llevó un original traje chaqueta de Chanel, con falda y una cola preciosa que acentuaba aún más sus espectaculares piernas.