Cenas con los amigos, con la familia, con los compañeros de trabajo,… La Navidad es sinónimo de juntarse con muchísima gente para celebrar el final de año o para transmitir buenos deseos unos a otros. Eso supone una gran cantidad de acontecimientos sociales, pero no podemos elegir siempre el mismo modelo para dos ocasiones diferentes. Las cenas de empresa suelen generar numerosos quebraderos de cabeza a las mujeres a la hora de decidir qué ponerse. Vamos a ver algunos consejos que pueden resultar prácticos.
Aunque la cena de empresa es un momento distendido, en comparación con la jornada laboral, hay que tener en cuenta que al día siguiente hay que ir a trabajar y nuestros compañeros recordarán lo acontecido la noche anterior, ya fuera cantar a grito pelado en un karaoke o haberse presentado con un vestido lencero que dejaba poco espacio a la imaginación. La mesura es el mejor de los consejos.
No hace falta ser la más explosiva de la cena, es mas, es poco recomendable si no queremos ser la fuente de cotilleos al día siguiente en la oficina. Tampoco hace falta ir con la misma ropa que vamos habitualmente, porque entonces pecaremos de sosas. Lo justo es alcanzar un punto medio entre ambas ideas. Los vestidos no están ni mucho menos descartados, pero no hay que presentarse ni con un vestido de gala, ni con escotes de vértigo.
Los trajes típicos de falda o pantalón y americana resultan de lo más sosos, pero si los combinamos con una camisa de brillos en algún tono festivo, como el dorado, son apropiados para una cena de empresa. Los monos también son una buena apuesta para este tipo de acontecimientos.
Apostar por los complementos
Si no tenéis tiempo a cambiaros después de salir de la oficina o no os apetece los complementos pueden ayudaros a salvar un outfit. Un collar dorado, unos pendientes grandes o una sortija con brillos resaltarán un look de diario. Lo mismo ocurre con el maquillaje, que podemos potenciar en cinco minutos en el tocador y nos proporcionará un cambio respecto a los días laborables.