Este fin de semana ha tenido lugar la boda de uno de los últimos herederos de la realeza europea, el Príncipe Guillermo de Luxemburgo, que se casaba con Stéphanie de Lannoy. Las celebraciones comenzaron con el enlace civil en el Ayuntamiento de la capital luxemburguesa, tras la cual se celebró una cena de gala. Al día siguiente tuvo lugar la ceremonia religiosa en la catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo, a la que acudieron 1.400 invitados.
Como puedes imaginar, la Boda Real de Luxemburgo ha congregado a las casas reales más importantes del todo el mundo y, como suele pasar en este tipo de acontecimientos, las invitadas han vuelto a derrochar elegancia, aunque eso sí, unas más que otras. En esta ocasión, Letizia Ortiz fue una de las que más halagos recibieron. Una vez más, la Princesa de Asturias volvió a confiar en Felipe Varela, su diseñador de cabecera.
Para su cuarta boda real desde que es Princesa de Asturias, doña Letizia optó por un modelo algo barroco, aunque siguiendo las tendencias. Bajo un abrigo de guipur en rosa palo y decorado con flores en relieve, perlas y cristalitos, lucía un vestido gris perla que parecía liso.
Para complementar su estilismo, llevaba unos guantes, un bolso de mano en beige estilo cartera y liso y unos zapatos de antelina sin plataforma y con muy poco tacón, al menos para lo que nos tiene acostumbrados.
Sin embargo, lo que más llamaba la atención del look de la Princesa fue, como suele pasar, su pamela, que colocó de manera lateral, tapando el lado izquierdo de su rostro. Diseñada por los vallisoletanos Pablo y Mayaya, iba decorado con una pequeña pluma en la parte superior.
¿Te ha parecido acertada la elección de doña Letizia?