Después de que algunas de sus piezas más clásicas lucieran en la exposición Superhéroes de Nueva York en el Museo Metropolitano el año pasado y de que Beyoncé Knowles luzca sus diseños más clásicos a la vez que nuevos en su último tour, Mugler vuelve a la pasarelas para volver a dejar boquiabiertos a todos los que durante años no se han perdido ni un espectáculo de este gran diseñador.
Mugler nació en Estrasburgo en 1948, en el seno de una acomodada familia de clase media: su padre era médico y su madre se dedicaba a diseñar su propia ropa y sobre todo sus sombreros. No obstante, describe su infancia como profundamente infeliz. Fue su maestra de escuela primaria la que le sugirió que tomara clases de ballet para conocer como nacía el arte de su interior. A los 14 años ya formaba parte del ballet de la Ópera Nacional del Rin.
En el poco tiempo libre que tenía, diseñaba su propia ropa, como siempre ha dicho, basándose en sus fantasías. Tuvo una época medieval, un período de Flash Gordon, un período de superhéroes, un período de renacimiento, aunque siempre con matices futuristas. Con 20 años ya se había trasladado a París y allí comenzó a vender algunos de sus dibujos en diferentes boutiques de moda para sacarse un dinero extra. Sus diseños gustaban tanto que de la noche al día se había convertido en diseñador de moda.
Los años pasaron y entre aperturas de tiendas, desfiles y fiestas salvajes, Mugler se había convertido ya en todo un icono de la moda. A principio de los 90, todo cambió. Su llamativa ropa había sido perfecta para poder vestirse en los 80, pero en esa nueva década el minimalismo estaba siendo apagado por el clasicismo. Hasta ahora había estado instalado en su yate de lujo y estaba trabajando en un proyecto de arquitectura en Dubái. Ahora con el nuevo lanzamiento que ha realizado con Beyoncé pretende volver a los escenarios de la moda.