Viendo la alfombra roja del Festival de Cine de Málaga me viene a la cabeza la siguiente imagen: la madrina de una boda española. Y ojo, porque tengo muy mala percepción de las madrinas de boda (y de muchas invitadas). ¿Que por qué? Porque la mayoría se visten de forma hortera, con brillos y trajes cuyo corte les sienta fatal y que, además, no pegan con su estilo. Sí, así resumiría la red carpet del Festival de Cine de Málaga, en la que sólo aportaron glamour la bellísima Blanca Suárez, con un minivestido multicolor, y María Valverde con un look masculino. El resto, pasen y vean, señoras.
Ni la guapísima Elena Anaya ha destacado en esta ocasión. Su habitual buen gusto y elegancia quedaron eclipsados por unas feísimas arrugas en el vientre que chafaban el vestido blanco que escogió y que, dicho de paso, tampoco le sentaba como un guante. Cosa difícil, ya que tiene un cuerpazo de escándalo. Por su parte, Ana Fernández apostó por un vestido largo de tirantes de terciopelo, que también le hacía arrugas en la misma zona.
En cuanto a bolsas y a efectos ópticos que engordan, las actrices Elena Furiase, con un palabra de honor en gris perla, e Inma Cuesta, con un vestido blanco asimétrico y cinturón dorado, se llevan la mención de honor. Otra vez nos encontramos con una mala elección de estilismo, ya que ambas mujeres son muy atractivas y tienen unas figuras esbeltas.
En cuanto a los looks «me hecho años encima porque yo lo valgo», también muy propio de una boda, la jovencísima Natalia Sánchez lo borda con un minivestido con unos volúmenes un tanto extraños y un peinado que la envejece. Goya Toledo, una de las más elegantes de nuestras actrices, tampoco ha acertado con ese vestido de corte sirena y verde botella que no hace justicia a su belleza.
Las que menos arriesgaron y optaron por un vestido negro, como Alba Ribas e Hiba Abouk, consiguieron evitar un desastre de estilismo y lucir muy guapas bajo el sol malagueño.