Últimamente estaba viendo en las revistas de moda una palabra que no me sonaba de nada: el Denim. Cada vez me sentía más inútil, puesto que en todos los artículos nadie explicaba qué era; se daba por sentado que tenía que saber de qué se trataba. “El Denim marca tendencia esta temporada” “No podrás prescindir del Denim en esta primavera-verano 2.010”… y frases por el estilo me hacían sentir como si viviera en otro mundo y realmente me hubiera perdido algo importante.
Finalmente, esta mañana me he propuesto averiguar qué es eso tan importante del Denim. En las revistas impresas no he encontrado absolutamente ninguna explicación. Menos mal que, tras rastrear un buen rato en la web, he llegado a desvelar el misterio. Por si alguien más se ha perdido con el tema del Denim, os voy a explicar lo que es.
Pues ni más ni menos… ¡que la ropa tejana de toda la vida! Los vaqueros, los jeans… en fin, lo que siempre hemos llevado sin utilizar ese nombrecito que queda tan chic.
Según la Wikipedia, el denim o mezclilla es un tejido empleado en la confección de ropa de trabajo. Aunque no hay unanimidad sobre el origen, diversos estudios señalan que surgió en Europa, en la Edad Media.
Pero estos antecedentes se difuminan hasta que en el siglo XVII se encuentra en la ciudad francesa de Nîmes un centro industrial textil basado en el algodón, que dio nombre al denim o tejido de Nîmes”.
Esa tela se usaba para velas, tiendas de campaña, toldos… hasta que en 1.853 Levi Strauss confeccionó con ella ropa para los mineros, quienes necesitaban uniformes muy resistentes. Inicialmente esta ropa era de color marrón, hasta que los genoveses la tiñeron con un material más abundante y barato: el índigo, que es de color azul.
Caramba, lo que es la ignorancia… Que conste que me pasó lo mismo hace años con los leggins: pasó tiempo hasta que descubrí que eran las mismas mallas que llevaba de niña.