Las UGG son esas botas que, cuando sales de casa pensando que seguro que no hace tanto frío, y luego descubres que hace mucho más del que esperabas, desearías tener. No hay un calzado mejor para el invierno ni para un buen look casual. Hace ya unas cuantas temporadas que la firma ocupa los primero puestos entre las preferidas de las celebrities y, con las Hunter o las Pretty Ballerinas, son uno de esos caprichos que podemos permitirnos en Navidad.
La colección para este invierno de la firma australiana sigue presentado sus clásicos pero introduce novedades que, aunque un tanto arriesgadas, dependiendo del outfit que vayamos a lucir pueden crear un estilismo fuera de lo común.
¡Quiero unas UGG!
Hace tiempo que las persigo pero no acabo de encontrar el momento, pues no es un calzado barato. Aunque después de haber visto cómo la gente las luce, tanto si llueve como si nieva y bajo temperaturas polares, creo que son una buena inversión.
Las UGG se caracterizan por el forrito de pelo que llevan y por su textura, de ante o piel cuarteada. Con su punta redondeada y sus diferentes cañas, las botas son perfectas para lucir con jeans o leggins e, incluso, con minivestidos. La nueva colección presenta también una línea de slippers en colores llamativos y con el incofundible forro de pelo blanco.
Su precio es un poco elevado, como he comentado antes, pero es cierto que es un calzado duradero y versátil y, si no optas por una de sus colecciones especiales (las metalizadas son espectaculares) y escoges las de caña baja, el capricho no te dolerá demasiado. ¿Un consejo? Escoge el negro para que funcionen con casi cualquier look.